domingo, 4 de septiembre de 2011

¿Vale la pena enamorarse?

Hace un par de semanas, durante la entrega de trabajos finales, mientras terminaba mi presentación para el Pre jurado, una amiga que estaba en otra mesa luchando contra el reloj para terminar un trabajo de geometría, soltó un comentario al aire después de colgar el teléfono celular: “No estén con nadie mientras estén estudiando, es lo peor que pueden hacer.” Yo respondí bromeando: “¿Entonces?, amores de verano nomás.” Ella asintió riendo, pero yo me quedé pensando. Por una extraña razón, las relaciones sentimentales a nuestra edad suelen terminar en un dilema: “Ya no la/lo aguanto, pero no puedo vivir sin ella/él”. Esa persona que solía hacer que todas las preocupaciones se desvanezcan con tan sólo una sonrisa, ella misma termina convirtiéndose en “LA preocupación”, y quien acostumbraba alegrarte el día, termina siendo la razón de tus más amargas lágrimas. “Así es el amor”, concluyen algunos, “¿Por qué es tan cruel el amor?”, se pregunta Arjona, “Aún no entendemos cómo funciona el amor”, diría yo.

¿Cuál fue el criterio que usaste para escoger a tu última pareja? Cuando nos sentimos atraídos por alguien, lo único que deseamos es estar con esa persona. ¿Por qué? Porque es divertida, porque es muy atractiva, porque me encantan sus besos, porque me siento seguro en sus brazos, porque me gusta tomar su mano, o porque simplemente su presencia me hace sentir bien. Hay muchos “por qué”, pero tal vez la pregunta crucial sería: ¿Para qué? ¿Para qué estar con alguien? Esta pregunta puede rondar tu cabeza por un buen rato, y probablemente no halles la respuesta. Si hoy en día te gusta alguien o ya tienes pareja, probablemente tienes muchas razones, pero pocos motivos. Los jóvenes desconocen el propósito de las relaciones sentimentales, por eso terminan siendo víctimas de ellas.

Me atrevo a asegurar que ni el sentirte a gusto con alguien, ni estar de la mano, ni los abrazos, ni los besos, ni los toqueteos, ni el sexo, pueden hacer que una relación sea beneficiosa para ambas personas, si esta relación no tiene un propósito claro. Al final esas maripositas que revoloteaban por el estómago pueden terminar convirtiéndose en náuseas, y la relación termina siendo una carga más que en un beneficio. De nada sirve estar en un avión de primera clase si ese avión vuela sin rumbo fijo. El combustible tarde o temprano se acabará, y ese lindo viaje sin rumbo terminará en una tragedia. Ahora pues, para conocer el propósito de las relaciones sentimentales, acudamos a Aquél quien las diseñó:

"Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él." (Génesis 2:18)

Es interesante lo que dice Dios momentos previos a la creación de la mujer. “No es bueno que el hombre esté solo”, suena a: “Pobre, está solito, necesita compañía” Así se sienten muchos jóvenes hoy en día, pero ese no era el enfoque de Dios para la relación sentimental. Uno no debe estar con alguien sólo por el hecho de “estar con alguien”. En la segunda parte del verso, Dios aclara su propósito: “Le haré ayuda idónea”. Dios NO dice: “No es bueno que el hombre esté solo, le haré compañía”. Usa la palabra AYUDA. Cuando alguien dice: “Necesito ayuda”, nadie le preguntaría “¿Por qué?”, sino “¿Para qué?”. Entonces, ¿Para qué necesitaba ayuda el hombre? Para cumplir su propósito, para alcanzar una meta. No entraremos en detalles, pero un capítulo anterior, Dios le muestra al hombre su propósito, entre otros detalles, administrar con excelencia todo lo que Dios le había dado. El hombre tenía una misión, algo claro a dónde dirigirse, y para eso Dios le dio a la mujer, para que ella complete lo que le faltaba a él, y juntos poder alcanzar una meta en común.

Antes de escoger a tu próxima pareja, piensa en lo siguiente: ¿A dónde me dirijo? ¿Qué metas tengo? ¿Cuál es mi propósito en esta vida? Una vez que tengas esas respuestas, reflexiona: ¿Esa persona tiene las características necesarias para ayudarme a alcanzar mi propósito? ¿Será una ayuda idónea para realizarme o será un tropiezo? ¿Tenemos metas en común? Alguien que no tiene claro su propósito en la vida, probablemente se equivoque varias veces al momento de escoger a su pareja, y su vida sentimental estará llena de frustraciones y heridas. No hay mejor fuente para conocer tu propósito que tu creador: Dios. Él se manifestó a través de Jesús para darnos a conocer nuestro propósito, por eso todo aquél que lo busca también se encuentra a sí mismo. Una vez que tengas claro tu propósito, sabrás cómo debe ser la persona que te acompañe en este camino, y tu próxima historia de amor no terminará contigo borracho/a por despecho entonando una canción del grupo 5.

Finalmente, ¿Vale la pena enamorarse? Podríamos recurrir a un ejemplo usado anteriormente; ¿Vale la pena viajar en un avión de primera clase? Por más tentador que sea, si no tiene rumbo fijo, NO. Pero si tienes claro a dónde se dirige ese vuelo, podrás disfrutar del maravilloso viaje que es el amor, el amor con propósito.


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2 comentarios:

  1. Muy buena entrada sobre el Amor...en nuestra edad(tengo también 22)como jóvenes, es una de las preguntas mas frecuentes que invaden nuestra mente...nos concentramos mas en buscar a la persona ideal que buscar a Dios que es al final quien tiene y sabe quien sera nuestra persona ideal*q no sera perfecto(a)pero si perfectamente para nosotros* me quedo con la parte que pones "AMOR CON PROPÓSITO"

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  2. jajaja no pensé en Juanita, pensé en mi :(

    Pero me gustó mucho, buena amigo! Muy buena!!

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