Hoy se me ocurrió que el dolor es como uno de esos días en que decides parar un taxi y éste, a tu criterio, te quiere cobrar muy caro. No te molestas siquiera en regatear porque así te baje algunos soles esa tarifa es un abuso. Paras otro, te cobra igual. ¿Qué les pasa? Si siempre te cobran tres soles menos. Están locos. Vamos por otro. Y resulta que el siguiente te sorprende con una tarifa más alta. ¿Qué? Y otro igual. Y otro. Ya estás tarde.
Después de haber parado siete taxis, uno te cobra menos que el anterior pero más que el primero. Piensas: Debí haber tomado el primero; pero igual te subes, porque sabes que pudo ser mejor, pero podría ser peor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario