Yo maté a Lucía. No
se lo he contado a nadie, no me creerían. Es que ni yo lo creo todavía. Ya sé
lo que estarás pensando: “¡Estás loco!”.
Loco hubiese terminado si la dejaba con vida; el mundo era demasiado pequeño
para nosotros dos, o al menos mi mundo lo era.
Nunca me lo pidió con su boca,
pero su mirada indiferente me lo gritaba a viva voz: “¡déjame morir!” En ese momento no concebía la posibilidad de
hacerlo, así que decidí extenderle misericordia y darle una última oportunidad.
Fue esa noche de jueves cuando se empezó a escribir, como diría García Márquez,
la crónica de una muerte anunciada.
Esa noche la cité con alguna
ocurrente excusa; ella aceptó. Encontramos un cómodo espacio en el segundo
nivel de una conocida cafetería y le compré algo de comer como ella ya estaba
acostumbrada a que yo lo haga (tanto que a sus ojos ya no era más un gesto de
caballerosidad sino un simple ritual que yo estaría condenado a cumplir cada
vez que deseara pasar tiempo con ella; y claro, yo lo hacía con gusto). Me
senté a su derecha sobre el mismo mueble mientras Lucía cortaba el croissant relleno de pollo con tanta
delicadeza como sólo ella.
– Dime –dijo sin mirarme mientras
transportaba a su boca un pedazo de croissant
traspasado por el tenedor.
Su tan perfecto cruce de
piernas, su torso tan bien erguido al sentarse y su gélida seriedad por un
momento llegaron a exasperarme. Me daba la impresión de estar frente a una
estatua de hielo. Lucía no era siempre así, sólo cuando sabía que algo fuerte
se asomaba. Probablemente ella ya intuía lo que planeaba decirle y esta era una
especie de estratagema para conseguir desbaratarme esperando que así yo
desista. ¡Ella no entendía nada! ¡Yo estaba intentando salvarle la vida y ella
no colaboraba! Pero pensé que ya estaba ahí y que no podía rendirme ahora. La
amaba demasiado como para dejarla morir sin antes intentar hacerla reaccionar.
– Bueno, seré breve –dije, y luego guardé
silencio esperando una mirada de atención.
No dejé de mirarla fijamente. Al principio
trató de ignorar mi acecho fingiendo estar más interesada en la textura de ese
eterno hojaldre que era su sándwich, pero luego de un par de minutos no aguantó
más. Se volvió hacia mí de tres cuartos frunciendo el ceño con una exagerada
expresión de ¿te pasa algo? Entonces
supe que era el momento.
De más está contar a
detalle todo mi discurso. Le dije que aún la amaba, y que estaba seguro que
ella también a mí, aunque ella creía que ya no. A modo de vidente le expliqué
que nuestro destino era estar unidos, que éramos el uno para el otro, e intenté
demostrárselo reconstruyendo cada etapa de nuestra relación desde el día que
nos conocimos. Nuestra historia estaba tan llena de magia y de curiosas
“coincidencias” que (en serio) yo había llegado a creer que el mismo Dios había
escrito este guión. Si hubiese podido capturar su rostro durante el transcurso
de mi declaración, podría ahora unir todas las fotos y lograr una película de
horror. Su expresión permutó desde un “Qué pena me das…” hasta un
“¿Terminaste?”, sin antes pasar por un “Qué ridículo” y un “Qué asco…”. Me dio
a entender de todas las maneras posibles que yo no tenía esperanza alguna con
ella, y como a mí parecía no importarme, pretendió liquidarme diciéndome que mi
intento de sorprenderla con una rosa “anónima” (lo digo entre comillas porque,
aunque diga lo contrario, ella siempre supo que era yo) había sido un rotundo
fracaso. Ella se había ilusionado pensando que otro chico la había enviado, y
cuando se dio cuenta que no había sido él, la botó a la basura. Pero yo estaba
dispuesto a todo esa noche con tal de salvarla, así que la invité a reflexionar
sobre mi teoría de que no habría ningún otro hombre capaz de recordar la fecha
exacta de la primera vez que la vio y hasta qué llevaba puesto ese día, sin
contar todas las otras fechas, conversaciones por msn y anécdotas que yo llevaba
registradas en un diario que empecé a escribir un mes después de haberla
conocido, el cual ya contaba con 342 páginas escritas.
ENFERMIZO.
Ese fue el término con que Lucía definió mi interés por ella, dándome así la estocada final.
ENFERMIZO.
Ese fue el término con que Lucía definió mi interés por ella, dándome así la estocada final.
La acompañé en un taxi
de vuelta a su instituto (gracias a Dios el camino fue corto). Debía sentirme
destrozado por dentro, con ganas de llorar amargamente hasta el asfixie por
saber que era la última vez que la vería con vida, pero por alguna extraña
razón una inexplicable férrea paz me poseyó por completo. Me despedí de ella cortésmente, ella me
devolvió el despido con una sonrisa y un chausito
con su característica vocecita traviesa. Era una buena actriz.
En un principio decidí ser sólo
indiferente a su existencia, pero eso fue como pretender ser indiferente al
viento en medio de un huracán: RIDÍCULO.
La eliminé del facebook y borré su número de mi directorio telefónico
aprovechando que era nuevo y aún no se tatuaba en mi mente como todos los
números que tenían que ver con ella (Fechas, días, horas. Es que todo lo que
tenía que ver con ella poseía la habilidad de adherirse a mi alma. Sabía de
memoria la fecha exacta cuando la vi por primera vez, cuando me habló por
primera vez, cuando chateamos por primera vez, cuando salimos por primera vez, cuando
tuvimos nuestro primer abrazo –real–, cuando le dije por primera vez que la
amaba y ella dijo “ya no”; cuando me dijo por primera vez que
me amaba y yo dije “tal vez”). En fin, me desconecté de ella casi por
completo. Casi… siempre casi.
Estando lejos de Lucía sentí
comprender un poco mejor a los drogadictos. Cuando Lucía no estaba, estaba más
que nunca. No es la droga lo terrible, sino la drogadicción. Si el mal habita
dentro de uno mismo, huir es inútil. El virus debía morir; ella debía morir.
Entonces no tuve otra opción: o vivía ella o vivía yo; y por primera vez,
después de dos años respirando sólo para complacerla, dije: YO.
Ese 28 de Mayo fue para mí como un 28
de Julio. Nunca olvidaré el día que proclamé mi independencia. Lucía murió
ahogada, descuartizada e incinerada: Ahogada cuando decidí desechar la canción
que tiempo atrás le escribí y nunca le canté; descuartizada cuando desgarré
tendón por tendón esa carta pop-up manufacturada por ella misma que me regaló
en mi cumpleaños dos años atrás; incinerada cuando le prendí fuego a aquella foto
que me tomó dormido el día en que nos conocimos. Y, para frustración de los
peritos de criminalística que trabajaban en mi mente, erradiqué toda huella de
su existencia cuando borré para siempre aquél diario que soñaba con regalarle
el día de nuestra boda. La velé, la
lloré, y luego seguí mi camino.
Ella aún anda y respira, ella aún no siente el
dolor, ella aún no lo sabe, pero ha muerto. Su recuerdo a veces me asalta como
la lluvia al verano, pero entonces me digo a mí mismo: ELLA MURIÓ.
Sus ojos brillantes. Ella murió. Su impaciencia. Ella murió. Su sonrisa perfecta. Ella murió. Sus celos. Ella murió. Su indescifrable aroma. Ella murió. Su voz engreída. Ella murió. Su lunar en el extremo
superior derecho de su espalda. Ella
murió. Su apatía. Ella murió. Su imprudente
Nikon semi-profesional. Ella murió. Puchero.
Ella murió. Las caminatas a su casa. Ella murió. Su ternura. Ella murió. Su amargura. Ella murió. Su abdomen. Ella murió. El pantalón ayacuchano que nunca
usé. Ella murió. El quiebre de su
cadera. Ella murió. Su inmadurez. Ella murió. Las conversaciones a las 3.00am.
Ella murió. El msn. Ella murió. El skype. Ella murió. Aladino. Ella murió. Risas. Ella murió. Lágrimas. Ella
murió. El eterno trayecto a su casa. Ella
murió. Sus insultos que eran caricias. Ella
murió. Los karaokes. Ella murió. La
canción que nunca le canté. Ella murió. Sus
pies. Ella murió. Su inseguridad. Ella murió. Su cabeza en mi hombro. Ella
murió. El diario que nunca leerá. Ella
murió. El capachún camino a mi casa. Ella
murió. Su exasperante seriedad. Ella
murió. El estreno de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte. Ella murió. Sus leggings. Ella murió. El cuadro que nunca colgó. Ella murió. Comprarle
comida. Ella murió. Su primer vuelo. Ella murió. Las botas de gamuza que
pisé. Ella murió. Su primera rosa. Ella murió. Su familia. Ella murió. ¿Por qué te enojas si al
final te casarás conmigo? Ella murió. Su
mirada indiferente como si yo nunca hubiese significado nada. Ella murió.
Yo perdí esta guerra, aunque nunca
fuimos rivales; fuimos cómplices, pero yo la amé, y amar es lo mismo que
perder.
Yo maté a Lucía; porque es más fácil olvidar a un muerto que a un vivo. Con ella murió la esperanza del tal vez algún día, y ese fue mi primer paso hacia la libertad. Hoy me siento mejor que nunca y, por primera vez después de dos años, puedo decir:
Q.E.P.D.
Lucía Vivanco.
** Me encantaría recibir tus comentarios.
En la esquina superior izquierda puedes COMPARTIR este artículo.
En la esquina superior izquierda puedes COMPARTIR este artículo.
Alguna vez nos toca matar a Lucia para poder estar listos para realmente conocer a la persona de nuestra vida.
ResponderEliminar¡Gracias por el aporte!
Eliminarme encantó "ver" el corazón de un hombre que amó. Todos los detalles de sus sentires cuando está enamorado.
ResponderEliminarSoy participe de la frase: "No se olvida, se Supera"
Creo que es bueno que alguien ame aunque no sea correspondido... el hecho que amor circule por su cuerpo, alma y espíritu, creo que lo beneficia hasta cierto punto...
Luego de un tiempo hay que creer que no solo se encontrará a una persona tan maravillosa como la que se amó, sino mejor y el gozo será lindo porque será correspondido.
Gracias Lucía porque se que ese amor que despertaste bendijo mucho al muchacho.
Muy cierto Mariví. Se trata de recordar de una manera diferente; sin dolor. Un abrazo
Eliminarpasa.
ResponderEliminarGracias por leerme Jose. ¡Saludos!
Eliminar"Su recuerdo a veces me asalta como la lluvia al verano, pero entonces me digo a mí mismo: ELLA MURIÓ."
ResponderEliminar:)
EliminarEste si q era un hombre de detalles ,no entiendo como Lucia no se volvio de enamorar de èl ¿?.Pero creo q no es bueno mendigar amor ,despuès de Lucia algo mejor vendrà...!!! N.S.R
ResponderEliminarYo tampoco lo entiendo. Pero así es la vida. Normalmente uno ama a quien no lo merece, y no ama a quien lo merece. Hasta que aprende. ¡Gracias por leerme!
EliminarY no ama a quien lo merece! JA! #CrudaVerdad
EliminarRealmente no puedo comentar todo lo que quisiera, pero puedo decir que leí todo, con esa mente crítica que ya sabes que tengo, y me llegó al corazón.
ResponderEliminarLa leí como si fuera mi propia historia porque viví muchos de esos momentos en mi propia vida y también acompañando de cerca al protagonista de una historia muy parecida.
Creo que hay cosas de redacción que irás mejorando... recuerda lo que decía MVLL sobre el 10% de inspiración y el 90% de transpiración. La inspiración la tienes al 200%!! Esa sensibilidad, las ganas y enfoque para hacer las cosas te van a hacer perfeccionar esta habilidad, solo NO TE DETENGAS.
Sigue adelante! Solo puedo decir que estoy orgullosa de ti :)
jajaja. Siempre es bueno tener a alguien que no te halague y te ayude a mejorar. Por eso agradezco a Dios tenerte a ti. ¡un abrazo!
EliminarEs en ese morir que Dios actúa y podemos dar fruto. Te felicito Diego! sigue creyéndole siempre!!
ResponderEliminar¡Gracias Katty! un abrazo :)
Eliminarhace mucho que no entraba por tu face o blog...solía revisarlo a diario, esperando con ansias que alguna historia o canción me atraparan...Hoy necesitaba k alguien me hablara sin hablar y me recordé de aquellas historias tuyas k disfrutaba leer...y como casi instintivo recibe tu face y desde que lei el nombre de la historia me dije a mi misma"Esta es mi historia"....Gracias Diego realmente necesitaba una historia así...
ResponderEliminar¡Mariel! La mejor satisfacción que puedo recibir como escritor no es tanto recibir halagos, sino saber que lo que escribo puede trascender a un simple gusto. Si en algo te ayudó o inspiró este texto, creo que cumplí mi misión :) Gracias porque me motivas a seguir. ¡Un fuerte abrazo!
Eliminara veces es dificil olvidar la persona q alguna vez era la mas importante en tu vida ...realmente m encanto esta historia m hicistes sentir x un momento q era mi historia ,algo parecido hice con la persona q m gusto ,tbm lo mate ,asi s mejor xq sino uno no puede encontrar a la persona correcta sin dejar a la q no t corresponde,no se ppodria avanzar ,t felicito ,spero q haya mas d estas historias .M.A.Q
ResponderEliminarNo sé tu nombre, pero muchas gracias por tu comentario. Es cierto, es necesario seguir adelante. Pronto subiré más historias, pero no prometo que sigan siendo de amor :) Espero que me sigas leyendo y comentando. Si puedes comparte con tus amigos! ¡saludos!
Eliminarclaro q si,veo q tienes talento,entonces esperare,¿Que bueno q varies en los temas,Dios t dio un gran talento sigue desarrollandolo,x cierto m llamo melissa ayquipa,bendiciones
Eliminar¡Gracias Melissa! Un abrazo.
EliminarDIEGO KEEP WALKING!!!
ResponderEliminar¡yeah!
Eliminarwauu! me quede prendida de principio a fin con la historia muy buena. que sigan los exitos con ese don q dios te ha dado
ResponderEliminarbendiciones y espero q sigas publicando mas historias seguidas
¡Gracias! en estos días subo otro escrito. ¡Saludos!
EliminarExcelente como siempre..
ResponderEliminarya esperabamos.. alguna de tus publicaciones
q bueno volviste
¡Gracias por tu comentario Anali! ¡Vuelvo para quedarme! jaja. ¡saludos!
Eliminarcreo que lucia no esta aun muerta,a menos no de la forma en que podemos creer,,el que ella este ausente no anula recuerdos, la teoria psicoanalitica diria que ella esta operando a nivel inconciente , esto implica que asalte la memoria en alguna determinada situacion tempo-espacial.
ResponderEliminarGracias por tu aporte Lucía. jajaja (broma). Quién sabe, puede ser cierto lo que dices. Al menos el personaje dio un gran paso hacia la libertad; quizá el primero de varios.
Eliminar¡Gracias por tu comentario!
me deja pensando mucho esta historia, es dura y real al mismo tiempo , el amar de verdad le implico dar todo , pero dejarlo todo para no dañarse tambien , sigue asi Diego
ResponderEliminar¡Gracias por tu comentario! Espero que me sigas leyendo :)
Eliminar¡Saludos!
Ton histoire m'a plu,Diego!
ResponderEliminarNo entendí, pero espero que sea algo bueno. Gracias :D
Eliminar